2. Realizar ejercicios físicos de forma rutinaria.
El ejercicio mejora el perfil lipídico y el control de la glucemia. También reduce y previene la hipertensión arterial, la obesidad y el estrés, además de mejorar la forma física y aumentar la longevidad.
La influencia del ejercicio en el cuerpo depende de la intensidad y duración de éste, por eso no se puede hablar de ejercicio físico de forma independiente, sino que se debe ligar siempre a la alimentación. Cuantas más calorías se consuman mayor intensidad de ejercicio se deberá hacer para quemar las calorías consumidas.
Así, el ejercicio físico tiene un efecto estimulante ligero, aumenta el metabolismo, acelera el proceso digestivo y favorece el tránsito intestinal. Una digestión lenta puede no absorber todos los nutrientes y, en consecuencia, acumular grasa en el cuerpo, producir gases, estreñimiento o dolor de estómago.
Las funciones digestivas se ven modificadas en función de la intensidad y el tipo de ejercicio realizado junto con las características del alimento consumido. Los ejercicios físicos de carácter intenso, como los ejercicios aeróbicos, también ocasionan cambios destacables en la secreción de las hormonas reguladoras de la actividad digestiva y de la absorción de los alimentos.
2.1. Ejercicios intensos.
Las actividades como nadar, correr, saltar, ir en bicicleta o bailar, realizadas en varias secuencias de al menos quince minutos seguidos durante cuatro veces a la semana, mejora el rendimiento físico y ayuda a reducir la grasa abdominal.
Pero realizar ejercicios intensos para luego ingerir una gran cantidad de grasas saturadas, eliminaría totalmente los resultados obtenidos. Por eso es importante, no solo ingerir alimentos naturales que aporten energía antes de realizar la actividad física, sino evitar la ingesta de alimentos poco saludables a posteriori.
2.2. Ejercicios de tonificación.
El cardio ayuda a perder grasa abdominal y a acelerar el metabolismo, pero no tonifica ni moldea la figura. Por ello, es importante combinar el ejercicio intenso con ejercicios de tonificación, como el método pilates que es perfecto para tonificar, sobre todo, la zona abdominal, puesto que requiere un esfuerzo y concentración elevados.
De esta forma, se recomienda realizar ejercicio físico intenso de forma regular para acostumbrar al metabolismo e intercalarlo con la tonificación sobre todo de las piernas, pectorales, espalda y toda la zona abdominal.