
Llevamos ya más de un año de pandemia y esto ha cambiado muchos aspectos de nuestra vida, uno de ellos es la mascarilla y otro es la forma de trabajar y de comunicarnos.
El teletrabajo, y no solo eso sino la televida que estamos viviendo nos enfrenta a la cámara de nuestro ordenador y de nuestro móvil en reiteradas ocasiones. Si, hablo de televida refiriéndome a todo lo que hacemos a través de las pantallas, desde llamar a nuestros familiares y amigos, a los cursos que hacemos on line o seguimos en Instagram y a las reuniones de zoom u otras plataformas a las que desgraciadamente nos hemos tenido que acostumbrar.
Es cierto que podemos usar filtros en todas nuestras comunicaciones a través de las pantallas, pero no es menos cierto que estar frente a una pantalla es casi peor que estar frente al espejo. El efecto “pez” de la cámara, la iluminación y la posición de la cabeza condiciona el aspecto que vemos.
Esto ha desencadenado un mayor interés por los tratamientos de medicina estética y por la cirugía facial, sobre todo la blefaroplastia o cirugía de párpados. El cuello, y la papada , son áreas en las que nos hemos fijado más a raíz de vernos en la pantalla.
Los tratamientos más demandados como consecuencia de este efeto pantalla son aquellos que nos permiten tener mejor cara. El bótox o toxina botulínica es de los más demandados por dos motivos, reduce las arrugas de expresión de frente entrecejo y patas de gallo, pero sobre todo por abre la mirada. El uso de ácido hialurónico está siendo otro de los tratamientos estrella, sobre todo para realzar labios, eliminar ojeras o mejorar el perfil nasal.
El láser es otro de los grandes protagonistas, eliminar manchas y venitas faciales y mejorar la textura de la piel, es otra de las prioridades, ya que permite tener un mejor aspecto ante la cámara, a pesar de maquillajes y filtros.
Mejorar pequeños defectos y realzar determinadas estructuras nos da un aspecto más positivo y descansado, nos aporta seguridad y nos permite enfrentarnos a la cámara sin filtros ni complejos.