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Lipofilling facial

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A principios de mayo leía en una noticia compartida por la web de la ASPS (American Society of Plastic Surgery) que decía “Even celebrities are benefiting from fat transfer procedures” en la que se nombran algunas famosas que en USA se han puesto grasa (como Madonna, por ejemplo).

Sí, la grasa está de moda y es una herramienta increíble para dar volumen, corregir defectos y además rejuvenecer la piel (el aspecto de la piel cambia cuando se ha hecho un lipofilling y seguramente es debido a las células madre del tejido, que aumentan la vascularización de la zona y seguramente ejercen algún efecto más en cuanto a producción de factores de crecimiento y modulación de la respuesta de fibroblastos).

El “lipofilling facial” se inició en cirugía reparadora, para corregir defectos faciales en pacientes con VIH tratados con retrovirales. Este medicamento provoca una lipolisis de forma que las células se vacían de grasa (en zonas periféricas como cara y miembros, pero no en centrales, que aumentan). Esto se denomina lipodistrofia. Yo tuve la suerte de participar en las primeras investigaciones que se hicieron en el Hospital Clínico por parte del Dr. Fontdevila y Dr. Serra Renom. Demostraron que la grasa es el mejor elemento de relleno en la cara y que además permanece inalterable. Mediante TAC se observó que la grasa inyectada perdía un poco de volumen inicialmente para luego aumentar al año. Hay que tener en cuenta que es un injerto, asi que si la célula “prende” forma parte del tejido de la zona receptora.

A partir de su aplicación en los pacientes con lipodistrofia se empezó a probar en defectos congénitos (como el síndrome de Romberg) o post traumáticos. De aquí saltó a la estética y a su uso en rejuvenecimiento facial. No nos ha de sorprender este camino, que es habitual para muchas otras técnicas. Además sabemos que uno de los factores claves del envejecimiento es la pérdida de los compartimentos grasos de la cara. Además de ciertos cambios óseos uno de los más llamativos es la atrofia del tejido adiposo y su hipotético desplazamiento debido a la gravedad y a la acción muscular. La primera aplicación del tejido adiposo es para dar volumen a la zona de los pómulos e infraorbitaria. Un pómulo marcado es signo de juventud. Por eso se suele realzar en las técnicas de maquillaje, las modelos posan en fotos faciales en tres cuartos para realzar la convexidad del pómulo y los orientales y eslavos siempre parecen más jóvenes porque tienen pómulos más desarrollados.

Nuestra política de tratamiento es poner volumen adecuado, sin sobrecorrección y repetirlo si es necesario (raro). ¿Por qué? Por que son células vivas y por tanto tienen la capacidad de aumentar y disminuir la cantidad de grasa que acumulan. No es un relleno sintético cuyo volumen no cambia (o si lo hace es disminuir al ir reabsorbiendo). Las células grasas no se reabsorben una vez han prendido. El número permanece inalterable pero lo que varía es su volumen. Si sobrecorregimos, un aumento de peso puede conllevar un aumento de volumen de las células y una cara demasiado inflada (lo que se denomina síndrome de hámster). Hay que tener en cuenta que la cara tiene una vascularización muy importante y los injertos, sea cual sea su origen, suelen prender muy bien. El paciente tendrá inicialmente la sensación de que se le ha absorbido mucho, pero se debe a la inflamación y edema inicial que puede ser el 50% del volumen total. Hasta que no pasan 4 meses no consideramos el volumen como estable. Y hay que tener en cuenta que el estrés causa que la células pierda su contenido, con lo que el resultado a largo plazo siempre será mucho mejor que a corto plazo. Antes de los 4-6 meses no haremos ningún retoque.

Finalmente, como en cualquier intervención el diagnóstico y la individualización del tratamiento es fundamental. No todos los pacientes necesitan un lipofilling. Aunque esté de moda la volumización (en todos los congresos se está presentando este “trending topic”) hay que tener en cuenta que a la larga podemos ver más “hamsters” que lo que deseamos. Hay que conocer bien el material que se maneja e indicarlo adecuadamente.

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Se inició en el campo de la Medicina y la Cirugía Estética en 1999, creando el grupo de Medicina Estética de Antiaging Group Barcelona en 2004, y responsable del área de Láser desde 2006.

Actualmente profesora del Máster de Medicina Estética y del Bienestar del IFMiL (Institut de formación Mèdica i Lideratge), con la colaboración de la Universitat de Barcelona y del COMB (Colegio Oficial de Médicos de Barcelona).

Participa en diferentes líneas de investigación y publicaciones científicas.

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