
El estrés bueno y el estrés malo
Cuando finalizan nuestras vacaciones y volvemos al trabajo estamos estresados, ¿o no?
La vuelta a la rutina después de un periodo de descanso provoca estrés, y os diré, que esto es normal e inevitable. Lo importante en cuanto al estrés es saber que hay un estrés bueno y un estrés malo, ¿no lo sabias? Pues bien, os cuento.
Todos hablamos de estrés para definir situaciones de sobrecarga o de agotamiento, pero ¿sabemos realmente que es el estrés?
El Estrés Bueno o Eustrés
Cómo se genera el estrés bueno
El estrés es una reacción normal de nuestro cuerpo, es una respuesta que se produce en circunstancias determinadas. De forma natural, nuestro cuerpo se pone en alerta ante una situación amenazadora o desafiante para responder rápidamente. Imagina que estás en la selva y ves un león que se acerca a ti, de repente tu cuerpo reacciona, y esa reacción de estrés es la que puede salvarte la vida. Pues ese es el estrés bueno, el que se genera para responder a una situación concreta en un momento determinado.
El Estrés Malo o Distrés
En el caso de someter a nuestro organismo a ese estimulo de forma constante, sin una causa que aparentemente lo desencadene, hace que estemos en situación de alerta de manera constante, es decir, no es una respuesta puntual, esto se convierte en el llamado estrés malo, se cronifica y nos puede llevar a un estado de ansiedad, depresión y agotamiento.
El estrés bueno o normal, se produce de manera puntual, dura menos de 15 días y no está presente constantemente durante el día, precisamente es el que nos ayuda a solucionar los retos que nos plantean.
Esta reacción del organismo que llamamos estrés la desencadenan varias hormonas. En un primer momento se activa la producción de adrenalina, y en segundo lugar se activan el cortisol y al DHEA, lo que pone en alerta nuestros sistemas.
En el caso del estrés malo o estrés crónico, la activación constante de las glándulas adrenales, productoras de las hormonas que os he comentado, llegará a su agotamiento, pudiendo provocar enfermedades crónicas como la depresión, alteraciones del sueño, dolores musculares, ansiedad y angustia y dificultades de concentración. Generalmente los síntomas de estrés crónico se identifican con cansancio y agotamiento.
El estudio del estrés se realiza a través de una historia clínica, en la que los síntomas suelen ser inespecíficos y difusos, generalmente uno no sabe definir lo que le pasa. La valoración psicológica es fundamental, junto con la determinación de las hormonas del estrés.